Un mundo vegano I: Prólogo

La industria cárnica se jacta de tratar a los animales de la forma más ética posible. Basta con un simple dato para desmentir esta falsedad; La mayoría de cerdos de granja se matan en cámaras de gas, dónde se les asfixia con CO2. Pese a los decorosos adjetivos usados en el marco legal para describir esta práctica, la muerte por CO2 es lenta y agonizante. Sin embargo, la muerte por Nitrógeno o por Argón, con un coste económico considerablemente superior, es rápida e indolora. No hay más preguntas señoría.

La razón que motiva este insulto a la inteligencia colectiva es evidente: el sistema de producción de alimentos actual está optimizado para maximizar las ganancias económicas y minimizar los costes. Cualquier cambio en la cadena de producción podría incurrir en pérdidas monetarias en el corto-plazo, por lo que el sector tiene pocos incentivos para modificar su statu quo. Por supuesto, la sostenibilidad asociada a su actividad no está exenta de este cinismo corporativo.

Los estudios científicos actuales sobre cambio climático y sobre el impacto ambiental de nuestro sistema de producción de alimentos arrojan las siguientes conclusiones principales:

  • La transición ecológica de los sectores tecnológico, energético y del transporte, es necesaria, pero insuficiente para frenar de forma efectiva una subida de 1.5 y 2 grados en la temperatura global. [1]
  • El sistema de producción de alimentos actual tiene un impacto muy substancial en cuanto a emisión de gases de efecto invernadero, uso excesivo de agua y tierras, y pérdida de biodiversidad, siendo la producción de alimentos de origen animal la más perjudicial en sendos campos. [2][3][4]
  • Cambios en la producción de alimentos, así como dietéticos, son una incorporación necesaria a la agenda ecologista para cumplir los objetivos climáticos establecidos. [5][6]
  • Dietas basadas principalmente en alimentos vegetales son las que tienen un menor impacto ecológico, siendo una dieta basada exclusivamente en plantas, algas y hongos la más sostenible dentro de las estudiadas. [7][8]

En resumen, la evidencia científica nos indica que una dieta vegana ( o prácticamente vegana), tiene un potencial transformador, y podría ser una de las mejores formas de reducir nuestro impacto ecológico, tanto individual como colectivamente.

A sorpresa de nadie, pese al consenso científico actual, muchas personas se muestran escépticas ante las promesas del proyecto vegano. Si bien es cierto que el debate sigue abierto en cuanto a la materialización efectiva de las propuestas de transición agrícolas y dietéticas, la mayoría de objeciones esgrimidas por la «oposición» son falaces, pues apelan a la ignorancia (argumentum ad ignorantium). «No habrá suficientes tierras hábiles para cultivar tantos vegetales». «No habrá abono de calidad sin el estiércol». «No todos los residuos son compostables». «El estado del suelo empeorará sin la acción del ganado.» «Habrá más incendios.» La lista es larga, y en futuras publicaciones trataré de explicar de forma analítica por que el desconocimiento de una razón o una alternativa, no es evidencia de la falta de ambas. Con ello, no quiero que nadie confunda mis intenciones, pues no creo que ninguna de las sub-discusiones pragmáticas en las que me inmiscuiré constituya un argumento necesario para avanzar los ideales que defiendo. Es el meta-argumento que expongo en la presente, en mi opinión, el que sostiene el debate normativo y el que convertirá las publicaciones venideras en un mero ejercicio académico.

Retórica ecologista en el contexto de la explotación animal

Es muy común encontrar a personas veganas cuya única o principal motivación para serlo es el impacto medioambiental de la agricultura animal. Sin embargo, no considero que este aspecto, por sí solo, constituya un buen argumento para justificar el veganismo. Esto se debe a dos razones principales:

  • A menor impacto ecológico, mayor sufrimiento. Los animales en macro-granjas de cría intensiva, como consecuencia de existir en condiciones lamentables, son más eficientes en términos ambientales (por lo general), pues utilizan menos recursos durante menos tiempo [9]. Sustituir los incentivos económicos por unos de medioambientales sin atender a consideraciones éticas ignora el bienestar animal, obviando el hecho de que los animales son seres sintientes y, por ende, pacientes morales.
  • Una reducción generalizada en el consumo de carne podría ser suficiente para alcanzar los objetivos climáticos establecidos por los organismos pertinentes. En [7], se calcula que la reducción de emisiones globales en un mundo sin agricultura animal ascendería al 28 %. Sin embargo, también afirman que con reducir su ingesta al 50 %, las emisiones se podrían reducir un 20 %. Esto implica que el veganismo, motivado únicamente por preocupaciones ecológicas, no está estrictamente justificado, pues exige compromisos innecesariamente estrictos para alcanzar su fin.

Aunque yo vengo a defender que efectivamente existen formas tecnológicamente viables de abastecer al mundo entero a base de alimentos de origen vegetal, nunca afirmaría que es imposible diseñar un sistema de producción alimenticia que nos permita, en un futuro, seguir comiendo animales de forma sostenible y en la misma medida (aunque dadas las limitaciones biológicas y geofísicas del proyecto, parece mucho menos plausible que la primera opción). Consecuentemente, la sostenibilidad puede justificar el veganismo de manera superficial y a corto plazo, pero no lo justifica de forma normativa, es decir, no lo vuelve una obligación moral.

Sin embargo, es una obligación moral para la humanidad el tratar de diseñar un sistema que pueda abastecernos de comida a todos sin causar sufrimiento innecesario a seres sintientes en el proceso. Sobra decir que esta no es la situación en la que nos encontramos, y cuando una acción no esta moralmente justificada, cualquier inciso apelando a su impacto medioambiental, así como a su capacidad para generar riqueza económica, es redundante. Por supuesto, la sostenibilidad tiene ramificaciones éticas, especialmente cuando se advierte que las primeras víctimas del calentamiento global van a ser y están siendo ya los animales salvajes. Contener el cambio climático incurriría en un bien moral de valor incalculable, pues implicaría una reducción importante en el sufrimiento de todos los habitantes sintientes de nuestro planeta. Pero este es un argumento sobre ética práctica en una instancia concreta. El argumento moral plantea minimizar el sufrimiento siempre que sea posible, con lo que pertenece a la metaética e incluye cualquier instancia. Es decir, el argumento ecologista viene incluido en el argumento moral.

En definitiva, es mi opinión fundamentada que el argumento ético es necesario y suficiente para justificar la abolición de las prácticas actuales. Mientras que conseguir un mundo más ético incide en uno más sostenible, conseguir un mundo más sostenible no requiere necesariamente de la ética, llegando a poder requerir que se prescinda de ella. En vistas del razonamiento filosófico y la literatura científica que aquí se exponen y que se desarrollaran en ensayos venideros, un mundo que tienda hacia el veganismo parece el punto de partida más razonable.

Referencias

[1] Michael A. Clark et al. Global food system emissions could preclude achieving the 1.5° and 2°C climate change targets, 2020 https://www.science.org/doi/10.1126/science.aba7357
[2] Vilma Sandström et al. The role of trade in the greenhouse gas footprints of EU diets, 2018
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2211912418300361

[3] Brian Machovina et al. Biodiversity conservation: The key is reducing meat consumption, 2015
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0048969715303697

[4] UNESCO Facts and figures: Managing water under uncertainty and risk, 2012
http://www.zaragoza.es/contenidos/medioambiente/onu//newsletter12/789-eng-sum-ed4.pdf

[5] Marco Springmann et al. Options for keeping the food system within environmental limits, 2018
https://www.nature.com/articles/s41586-018-0594-0

[6] Michael CLark et al. Comparative analysis of environmental impacts of agricultural production systems, agricultural input efficiency, and food choice, 2021 https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1748-9326/aa6cd5/pdf
[7] J. Poore et al. Reducing food’s environmental impacts through producers and consumers, 2018
https://www.science.org/doi/10.1126/science.aaq0216

[8] Walter Willet et al. Food in the Anthropocene: the EAT–Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems, 2019 https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(18)31788-4/fulltext
[9] Food Climate Research Network: Grazed and confused?, 2017 https://www.oxfordmartin.ox.ac.uk/downloads/reports/fcrn_gnc_report.pdf

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