La matanza de tiburones, en contraposición a la de otras especies animales más desafortunadas, esta enormemente desaprobada por la mayor parte de la sociedad española. Paradójicamente,
- Todos los ciudadanos españoles son responsables de financiar la matanza de tiburones de manera tributaria.
- La mayoría de ciudadanos españoles son además responsables de financiar la matanza de tiburones mediante la compra de productos provenientes de la pesca.
- España es el segundo país del mundo que más tiburones pesca y más aletas exporta al mercado asiático.
- España es el país que da más ayudas públicas a la pesca en relación al valor en lonja de las capturas.
Los datos solo cobran sentido cuando se toma en consideración que una de las mayores causas de mortalidad de los tiburones es la pesca accidental, directamente propiciada por la demanda de pescado y derivados por parte de la ciudadanía. En lo internacional,
- Anualmente, alrededor de 50 millones de tiburones resultan víctimas de la pesca accidental.
- El 54% de las pesquerías de altura del mundo pierden dinero, y sólo se mantienen por las subvenciones de los gobiernos, España siendo un ejemplo.
Agregando toda esta información, se concluye que el español medio es alguien que desaprueba la matanza de tiburones y se rodea de una cultura que se pronuncia mayoritariamente a favor de dicha opinión, además de ser alguien que consume, junto a la mayor parte de dicha cultura y bajo ninguna necesidad ni/o imposición de nadie, productos que provienen de la pesca, demandando monetariamente que las prácticas responsables de la muerte de millones de tiburones al año sigan produciéndose, pese al alto coste tributario y a la ineficiencia económica del sector.
En menos palabras: El español medio es, o peligrosamente ignorante, o víctima de una asombrosa disonancia cognitiva, propiciada por una cultura que propugna valores inconsistentes con las prácticas que permite y promueve.
Todo esto queda perfectamente ilustrado por sucesos como el que tuvo lugar hace unos días con una cuenta de Instagram que cuelga contenido relacionado con la pesca, y que motivó este post.

La repulsión que éstas imágenes provocaron en la mayor parte de la sección de comentarios sugiere que es la ignorancia, y no la indiferencia, la que permite que se sigan produciendo este tipo de actividades. Sin embargo, podemos estar seguros de que muchos de ellos son responsables de propiciar imágenes semejantes a diario mediante sus decisiones alimenticias, y también sabemos que, de tratarse de un osteíctio cualquiera en lugar de un aclamado tiburón, las criticas hubiesen sido menos ambiciosas, lo que nos deja de nuevo con la duda de si atribuir esta palmaria incapacidad para atar cabos a la ignorancia, o a una omisión intencionada de la realidad.
¿A qué responde exactamente ésta repulsión generalizada a imágenes de este tipo? ¿Por qué ponemos al tiburón en dogma, ignorando otras especies a las que sometemos a tratos igual de perversos?
Condenando la matanza de tiburones (y sobre cómo hacerlo mal…)
Omitiendo razones frívolas aludiendo a la majestuosidad y carisma de estos animales, entre las razones más sonadas que muchos ofrecen para condenar la matanza de tiburones, destacan su relevancia ambiental y su inteligencia. Es sabido que la ausencia de tiburones en el mar incurriría en una transgresión en el ecosistema de dimensiones incalculables, ya que constituyen una pieza clave en la cadena trófica marina. Por otro lado, los tiburones presentan patrones cerebrales similares a los de mamíferos, aves y reptiles, además de demostrar una alta capacidad de aprendizaje e interacciones sociales complejas [1]. Criaturas fascinantes sin duda.
No obstante, ciñéndonos a la intuición moral de la mayoría de personas, ambas razones no pasarían el test de consistencia más básico. No usamos criterios como la inteligencia o la contribución ecológica para determinar que la matanza aleatoria de humanos es inmoral, pues ambos incurrirían en una discriminación de una arbitrariedad sin precedentes (pocos se salvarían del segundo). La razón de querer evitar muertes humanas injustificadas, o mejor dicho, estados de sufrimiento, reside en el entendimiento de que todos tenemos preferencias por ciertas experiencias subjetivas sobre otras, lo que llamamos sintiencia.
Teniendo en cuenta la literatura científica y el sentido común, es razonable asumir que el resto de animales de interés también poseen esta capacidad de interactuar subjetivamente con el mundo que les rodea, con lo que son capaces de experimentar emociones básicas, y de tener preferencias por unas (alegría, tranquilidad, placer, etc.) frente a otras (dolor, estrés, miedo, etc.). Mucho ha llovido desde la fantasía cartesiana sobre los animales siendo meros autómatas, y a día de hoy, poner en duda que perros, cerdos, pollos, tortugas y demás animales a los que matamos por trivialidades sensoriales son seres sintientes, es poner en entredicho a décadas de filosofía y ciencia de la cognición animal, pero éste no es el post donde prolongar la eterna discusión sobre este dilema imaginario.
Con todo, está demostrado más allá de cualquier duda razonable que los tiburones, aun con su elevado umbral del dolor, sufren inmensamente cuando se les cortan las aletas en vida, para luego ser desechados de nuevo al mar, donde les esperará una lenta y miserable muerte por impotencia y desangramiento. No hay necesidad de recurrir a justificaciones improcedentes como su intelecto o su papel en la naturaleza, ni tiene sentido emplearlas para excluir al resto de la fauna marina de nuestro círculo empático. Los animales merecen consideración moral por el mero hecho de ser capaces de sufrir y de poseer estados mentales parecidos a los nuestros, por muy primitivos que éstos sean.

Justificando la matanza de tiburones (Ídem…)
Algunos encuentran inteligente justificar la matanza de tiburones en ciertos contextos, como en uno de sobrepoblación, donde supuestamente su matanza sería beneficiosa para la comunidad y entorno de los escualos. En este escenario, cazarlos sería una acción altruista, y esto es lo que defendió nuestra protagonista de Instagram tras la avalancha de críticas. Lo más vergonzoso es que éste argumento resulta literalmente incorrecto en este contexto en particular, y no es más que la regurgitación de una réplica muy común en debates sobre animalismo y ecología, a pesar de solo ser válida en marcos muy concretos, en donde la sobrepoblación supone un problema real.
El caso es que los depredadores no pueden sufrir de sobrepoblación en un hábitat natural estándar, ya que su población es inversamente proporcional a la cantidad de presas en su entorno. De nuevo, es una cuestión de sentido común: Cuantos más depredadores haya, más comida van a necesitar, lo que a la larga reducirán la cantidad de potenciales presas en su hábitat. El número de presas no puede reducirse de forma indefinida por la finitud de cualquier ecosistema, por lo que una vez alcanzado el punto de inflexión, los depredadores van a verse forzados a competir por los escasos recursos que han dejado, incurriendo en la muerte por inanición de aquellos individuos menos afortunados, y presionando a la especie a reducirse en cantidad. A su vez, esto hará que niveles tróficos inferiores logren reestablecer sus números iniciales. Este patrón de auto-regulación se conoce como el modelo de Lotka-Volterra. Otro factor que podría explicar por qué las presas nunca llegan a extinguirse, manteniendo este equilibrio depredador-presa, es el hecho de que las presas corren por su vida (nadan en este caso), mientras que los depredadores solo por su comida, por lo que las presas tienen una presión evolutiva mayor.
Al final, cuando pescadores hablan de sobrepoblación de tiburones, hay que entender que no se refieren a ningún problema real para los tiburones y el ecosistema en general, sino a un problema que afecta directamente a su capacidad de explotar al máximo la zona de pesca que se les ha asignado, pues los tiburones se coman a los peces que los pescadores pretenden apresar. Por mucho que se insista en el problema de la sobrepoblación, la caza de tiburones nunca es una acción altruista, sino una práctica cruel e innecesaria, motivada por el interés humano.
Los tiburones y el cambio climático
Por otra parte, los tiburones son extremadamente sensibles al entorno que habitan. Un ejemplo reciente de hasta qué punto pequeños cambios pueden afectar enormemente al bienestar de estos animales, es la ola de tiburones enfermos que se está reportando en arrecifes de coral de Malasia, coincidiendo con la detección de una subida de 1 grado en la temperatura media del agua en la zona desde 1985. Esto nos permite una última reflexión sobre el futuro que les depara a los tiburones.

La pesca intensiva es la mayor causa de destrucción de la fauna y el fondo marinos. Indignantemente, solo el método de la pesca de arrastre es responsable de producir una cantidad de emisiones comparable a la de la industria de la aviación entera cada año [2]. Se habla mucho del Amazonas siendo el pulmón del planeta, pero el fitoplancton marino es responsable de producir entre el 50% y el 85% del oxígeno que respiramos [3] y de secuestrar el 50 % del CO2 antropogénico aproximadamente [4].
En un artículo de 2013, liderado por el renombrado ambientalista Randall Arauz, se demuestra que la industria pesquera ha propiciado el declive del 60 % de lo tiburones de las aguas de Costa Rica [5]. Hoy en día los pronósticos parecen haber empeorado drásticamente. En un artículo de Junio de 2021 publicado en la revista Nature [6] se muestra un declive del 71 % de la abundancia de tiburones y rayas en todos los océanos des de 1970, y se correlaciona con el inaudito incremento generalizado de la pesca intensiva en sendos años.
Mientras la pesca de otras especies marinas siga tal y como está, incluso eliminando por completo la pesca dirigida exclusivamente a tiburones y reduciendo a 0 su pesca accidental, nunca habrá garantías de que estos depredadores sigan habitando nuestros mares en el futuro, pues ellos ya están sufriendo las consecuencias del cambio climático. Uno está siendo incapaz de razonar de forma honesta si, aún con todo esto, sostiene que consumir pescado y condenar la matanza de tiburones es una posición perfectamente coherente.
Referencias
[1] Danielle Haulsee et al. Internal Acoustic Transceivers Reveal the Annual Social Network Patterns in a Coastal Top Predator, 2016 https://agu.confex.com/agu/os16/meetingapp.cgi/Paper/89634
[2] Enric Sala et al. Protecting the global ocean for biodiversity, food and climate, 2021
https://www.nature.com/articles/s41586-021-03371-z
[3] Michael J. Behrenfeld et al. Biospheric Primary Production During an ENSO Transition, 2001
https://www.science.org/doi/10.1126/science.1055071
[4] Andrew J. Watson et al. Revised estimates of ocean-atmosphere CO2 flux are consistent with ocean carbon inventory, 2020 https://www.nature.com/articles/s41467-020-18203-3#Sec2
[5] Randall Arauz et al. Impact of Costa Rican longline fishery on its bycatch of sharks, stingrays, bony fish and olive ridley turtles, 2013
https://www.researchgate.net/publication/271647533_Impact_of_Costa_Rican_longline_fishery_on_its_bycatch_of_sharks_stingrays_bony_fish_and_olive_ridley_turtles_Lepidochelys_olivacea
[6] Nathan Pacoureau et al. Half a century of global decline in oceanic sharks and raysm, 2021
https://www.nature.com/articles/s41586-020-03173-9
Enlaces
https://www.elmundo.es/economia/2018/08/13/5b70169a22601de0598b4634.html
https://biology.stackexchange.com/questions/15514/what-prevents-predator-overpopulation
https://www.niusdiario.es/sociedad/medio-ambiente/stop-finning-campana-frenar-matanza-tiburones-sin-ellos-mar-no-sobrevivira_18_2979645253.html
https://edition.cnn.com/2021/06/15/asia/malaysia-reef-sharks-mystery-skin-disease-intl-hnk/index.html.html
https://www.surgeactivism.org/fishandtheenvironment
https://www.surgeactivism.org/aveganworld